Ambientazo en el José Zorrilla para recibir al Getafe. De nuevo, partido calificado como final para los pucelanos. A dos puntos se situaba el Málaga, en puestos de salvación, donde quería llegar el Real Valladolid.
Así pues se presentaba la tarde en Valladolid. Las peñas blanquivioletas habían quedado para acompañar al equipo desde el hotel hasta el campo, donde otro buen número de aficionados esperaban al equipo. Todo era necesario para conseguir la victoria. Pero no pudo ser. El partido terminó como empezó, con un empate a cero, por más que el Real Valladolid se empeñó en lo contrario.
Tras un primer tiempo muy igualado y trabado, en el segundo fue cuando el conjunto de Clemente se soltó la melena. Y más cuando en el minuto 56 el colegiado expulsó a Cortes por doble amarilla. Desde entonces sólo existió el Valladolid. Hasta tres claras ocasiones tuvo el Pucela pero ni Manucho en dos ocasiones, ni Pelé en otra supieron batir al portero getafense Codina. Para más inri y sufrimiento de los vallisoletanos, el árbitro no considero como penalti un claro derribo a de Celestini a Pele en el minuto 86.
Con el pitido final comenzaron, una semana más, los cálculos para evitar el descenso. Sigue a dos puntos. La diferencia es que muchos equipos se han visto inesperadamente ahí abajo, como el Racing de Santander que tendrá que visitar Zorrilla en la penúltima jornada. Es por ello que el partido del miércoles, en el Vicente Calderón ante un Atlético de Madrid que no se juega nada y estará pensando en el final de la Europa League, se ha convertido en vital. De ganar, se dará un paso de gigante hacia la permanencia. De perder, significará todo lo contrario.